Las clases comenzaron el pasado 31 de agosto de manera online. Son 130 estudiantes de universidades de todo el mundo.
La Escuela de Administración de Servicios hizo una invitación a todos sus alumnos y alumnas de primer, segundo y tercer a postular al programa University Innovation Fellows (UIF) de la Universidad de Stanford. En abril de 2020 se seleccionó a cuatro alumnas: Victoria Rozas, de tercer año; Fiorella Bacigalupo, de segundo; Constanza Orellana, de tercer año, y Carolina Orueta, también de tercero.
El UIF es un programa dirigido por el d.school (Hasso Plattner Institute of Design at Stanford University) y busca empoderar y preparar a jóvenes para convertirse en agentes de cambio en sus universidades y países.
Fiorella Bacigalupo vio en este programa una enorme posibilidad de crecimiento personal y académico. “La verdad es que apenas vi el anuncio de Stanford por parte de la Escuela, no lo dudé ni un segundo. Siempre me ha llamado la atención ser parte de actividades/programas que van más allá de mi carrera y yo vi una oportunidad latente que no podía dejar pasar“.
Para Felipe Wilson, académico de la Escuela de Administración y Servicios, esta iniciativa de University Innovation Fellows de la Universidad de Stanford genera cambios en nuestras universidades desde los alumnos, con un foco en innovación y emprendimiento. “A través de herramientas de Design Thinking, metodologías agiles, creatividad y mucha acción, los participantes buscan convertirse en agentes de cambio”.
Carolina Orueta cuenta que “ha sido una experiencia realmente enriquecedora e intensa. A través de las distintas actividades y clases del programa logramos como equipo desafiar tanto nuestra creatividad como conocimientos. Asimismo logramos conocer en profundidad el ecosistema de nuestra Universidad y las necesidades latentes de los alumnos en cuanto a la innovación y el emprendimiento”.
Los académicos que imparten el programa, es algo que resalta muy positivamente Carolina. “Nuestros profesores nos han hecho sentir como líderes y alumnos con capacidad de generar cambios en nuestro entorno y creo que a veces es necesario ‘creerse el cuento’ para pensar en grande y dejar un poco de lado las modestias o vergüenza”.
Otra de sus compañeras, Constanza Orellana se suma a estas palabras, y contó qué ha aprendido. “En primer lugar aporta mucho el saber aprender a trabajar a contratiempo, eran hartas cosas que había que hacer semana a semana y convalidarlo con las obligaciones de la Universidad y actividades extraprogramáticas, como mi trabajo en la Federación, no era fácil, pero se logra”. Agregó que “también te entregan habilidades de aprendizaje, en el sentido que no tienes a un profesor al frente diciéndote qué hacer o cómo se hace, tú lo averiguas por tu cuenta, lo cual fue muy enriquecedor y cercano a lo que es la realidad laboral”.
El programa culmina con una reunión de todos los fellows (compañeros) a nivel global en el campus de la Universidad de Stanford, para un taller de 5 días. En este taller se comparten todos los proyectos, se les ayuda a avanzar en sus objetivos, y se refuerza la comunidad y la red global de fellows.
Este año fue posible la participación de la Escuela de Administración de Servicios, gracias a un trabajo en conjunto con la Vicerrectoría Académica, la Vicerrectoría de Alumnos y Alumni, la Dirección de Innovación, el CID y la Vicerrectoría de Relaciones Universitarias.