Muchas veces nos preguntamos cuánto nos cuesta estudiar y si nuestro cerebro está realmente capacitado para absorber toda la materia que tenemos que leer en el colegio y para la PSU.
La neuropsiquiatra Amanda Céspedes nos demuestra que a la edad de cualquier adolescente, puede realizarse cualquier cambio para mejor, siempre que se cuide bien.
“Este dinamismo estructural determina dos fenómenos que son precisos de considerar; el primero es la vulnerabilidad y por esto entendemos un mayor riesgo de que el cerebro sea afectado por factores que no tienen el mismo impacto sobre el cerebro adulto, que es mucho más estable. Un ejemplo es la marihuana, que en un cerebro adulto es mejor tolerada y sus efectos nocivos son menos evidentes, mientras que en un cerebro adolescente la cannabis puede desencadenar psicopatología, incluso psicosis graves. El segundo es la inestabilidad o intensidad con que ocurren los cambios emocionales, intelectuales y conductuales en los adolescentes, quienes pasan por momentos de euforia, omnipotencia, abatimiento, minusvalía, certezas, incertidumbre, fe y nihilismo”, comenta.
¿CUÁL ES EL MAYOR PROBLEMA PARA DESARROLLAR EL CEREBRO Y ESTUDIAR BIEN?
Frente a esta encrucijada, la psiquiatra fue clara y aseguró que “el mayor obstáculo para lograr el pleno desarrollo del cerebro adolescente es el adulto, porque desconoce sus características e ignora que el principal trabajo del estudiante es hacerse cargo de sí mismo con responsabilidad, una tarea que se aprende lenta y laboriosamente, mientras que los adultos buscan controlar”.
La neuropsiquiatra acaba de exponer este tema a estudiantes de colegios, quienes se mostraron muy interesados y entusiasmados sobre las conductas y el funcionamiento del órgano principal de nuestro cuerpo.
“La recepción fue extraordinaria. El tema concitó un enorme interés y los asistentes participaron con gran entusiasmo. Muchos manifestaron sus reflexiones, compartieron sus testimonios y todos agradecieron conocer esta nueva mirada del cerebro en desarrollo, que permite entender las conductas adolescentes desde su vulnerabilidad biológica, en vez de adjudicarlas a errores en la educación emocional”, comenta la neuropsiquiatra.
Amanda Céspedes es profesora de neurociencias aplicadas a la educación y la salud mental en varias universidades y lleva más de dos décadas capacitando a docentes. “Lo que más me llamó la atención de los asistentes fue el interés en poder transformarse en reales agentes protectores de los jóvenes, la certeza de muchos participantes en relación a la vulnerabilidad de la edad adolescente y la necesidad de cercanía y de contención”, dijo.